La verdad es que no soy partidaria de las conversaciones, discusiones o debates de índole político. No me gusta, me llena el alma de amargura. A tal punto que me molesta el uso de una maravillosa herramienta de ocio laboral como es Facebook con fines políticos, a favor y en contra. A llorar, a la iglesia; a putear, por la ventana.
Como no tengo una orientación política definida, trato – en la medida de lo posible – ni hablar a favor ni hablar en contra. Sin embargo, en este caso, voy a darle a mi amiga personal Cristina un poco de crédito, destacar un punto positivo en toda esta gestión. Es por eso que hace un tiempo que vengo reflexionando sobre las bondades de la tarjeta SUBE, tan en boga últimamente.
Para contextualizarlos un poco, SUBE es el Sistema Único de Boleto Electrónico, y surgió como consecuencia de la reiterada y ya casi alarmante falta de monedas. Gracias a esta tarjeta, los usuarios de todos los medios de transporte podemos disfrutar más de nuestros viajes porque es más rápido, más cómodo por el simple hecho de que genera menos esperas a la hora de obtener un boleto (is that so?), más seguro dado que los usuarios hacemos menos uso de efectivo, y más ecológico porque se imprimen menos tickets. En términos generales, gracias a este novedoso método, viajamos mejor. ¿Viajamos mejor?
Además de todas estas bondades y del subsidio que vamos a poder continuar gozando, se utiliza tanto en colectivos, trenes y subtes. Pero no sólo eso; ¡No, señor! También es muy útil para evitar que las personas con manitos de manteca - o mal de Parkinson, en el peor de los casos - dejen caer la parva de monedas justo frente a la máquina con una cola de no menos de diez personas detrás. Es recomendada para el Papafrita-saco-las-moneditas-frente-a-la-máquina que, a pesar de haber esperado el bondi cincuenta minutos reloj, saca las monedas en el mismo momento que le pide su pasaje al Sr. Colectivero. Y por supuesto, siempre se le caen, o no las encuentra, o son falsas y la máquina las escupe sin piedad.
Hoy elijo este espacio para dejar de lados las diferencias políticas y agradecer por este maravilloso método de pago. ¡Gracias, SUBE, por hacer nuestros viajes más cómodos y mejores!
La imagen es porque no se la cree ni ella
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