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viernes, 4 de noviembre de 2011

Noticias desde acá abajo

Querido Tito:

                   Hace ya bastante tiempo que no estás con nosotros y creo que es hora de ponerte al día con lo que fue sucediendo acá abajo. Aunque siempre estuviste en mis pensamientos, sé que te tuve bastante olvidado. Debo admitir que el 2010 fue un año complicado pero ahora sí tengo muchas ganas de contarte cómo sigue la vida por acá.
                   Primero, tu última debilidad: Valentina. ¡Qué te puedo decir! Está enorme. En febrero empezó el jardincito y desde ese momento hasta la fecha lo que creció y maduró fue increíble. Es independiente, le encanta la música y bailar. Es curiosa y aprende con demasiada facilidad. La chiquita tiene su carácter, no te vayas a creer. Es simpática y graciosa pero cuando le salta la térmica, ¡agarrate, Catalina! Hace un tiempo noté que heredó algunos genes tuyos: el de la hiperactividad y el de la conversación. ¡Ah, no para! Hasta que no se duerme parada, no deja de jugar y moverse. En cuanto a lo otro, es re charlatana, se la pasa hablando o cantando o gritando. Qué te diga que es preciosa, no es ni novedad ni objetivo pero en serio lo es.
                   Después, Chichita. Obviamente, ella es la que más notó y nota tu ausencia. Igual quedate tranquilo porque entre todos la cuidamos y mucho. Papá y yo estamos pendientes de todas sus necesidades. Ahora tratamos de dejarla que maneje su independencia pero, en términos generales, todos estamos atentos.
                   Vicky trata de ir una vez por semana a Arredondo para que Chichis la vea a Valen. Ella es una de sus grandes alegrías. Encima la chiquita la nombra y la abraza con locura y Chicha se derrite. ¿Sabés que una de las primeras palabras que dijo fue “Chichita”? Ésa y “Sasha”.
                   Por mi parte, luego de un dificilísimo 2010 me fui a vivir sola. Por suerte, estoy contenta y muy tranquila. En tu casa estaba cómoda pero Chichita me estaba asfixiando un poco. Sé que lo hizo con su mejor voluntad pero necesitaba mi espacio. Debo reconocer que no extraño vivir en Arredondo; extraño no vivir más en tu casa con vos. Fueron seis meses muy duros pero siempre estuve muy satisfecha de estar a tu lado para cuidarte hasta el último momento.
                   Tu partida fue todo un suceso en mi vida. El 1° de abril me fui a trabajar como todos los días y a la hora y media de haber llegado me llamó Vicky y me dijo que te habían internado. Sabía que ése era el principio del final. Entré en pánico: estaba lejos, la combi no salía hasta una hora después. Mamá me pasó a buscar y me llevó a casa. A la tarde fuimos al hospital; yo necesitaba ir para decirte adiós. Como lo último que se pierde es la audición (al menos eso es lo que dicen), me acerqué a tu oído y te repetí varias veces “te amo, fuiste el mejor abuelo del mundo”. Después volvimos a casa y a las 5.20 am, Papá llamó para decirnos que te habías muerto. Él se quedó toda la noche con vos porque sabía que no llegabas a ver amanecer nuevamente y no quiso que te quedaras solo. ¿Viste cómo es Papá? En el fondo te adoraba y realmente tuvo un gran gesto en ese momento porque no quiso que estuvieras solo cuando murieras.
                   Fue difícil despedirte pero todos sentimos gran alivio de saber que ya no ibas a sufrir más. A mí me tocó decir las palabras de despedida. En el centro se les ocurrió la idea y a mí me dieron todos los números para decir algunas palabras. Fue sumamente difícil; muy movilizador decirte “Adiós”. En algún momento te voy a reescribir esas palabras.
                  Como podrás notar, todo sigue su cauce normal. Te extrañamos pero la vida siguió y sigue. Nunca te lo pude decir personalmente pero te quiero mucho. Te recuerdo con alegría y también te extraño un poquito. Sé que algún día nos volveremos a encontrar y nos contaremos todo lo que nos fue sucediendo.

PD: Las fotos elegidas son algunos de mis momentos favoritos con vos :)

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