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miércoles, 20 de junio de 2012

Al servicio de la Comunidad


Sí, casi como la Policia Federal Argentina o PFA para los amigos, hoy siento la necesidad de dedicar este post a la comunidad, a mis fieles – casi todas ellas – seguidoras, a usted, Doña Rosa.
¿Quién alguna vez no habrá ensamblado un pionono con dulce de leche en el afán de querer simular haber cocinado un postre o algo rico para la hora del té sin esmerarse demasiado? Sí, ¡vamos! Todas alguna vez hicieron la típica “preparo algo rico pero ni loca me complico la existencia”. A veces da fiaca, lo sé.
A mí ayer me sucedió eso: vinieron amigas a cenar y quería hacer algo RRB – entiéndase como Rápido, Rico y Barato. Entonces acudí al nunca bien ponderado pionono con dulce de leche. Y aquí es donde hago mi aporte culinario.
En caso de no haber reparado en este peculiar detalle, el pionono cuenta con un lado opaco y migudo, y otro brillante y como más suavecito. Las reglas de la pastelería básica indican que ese lado más llamativo va hacia adentro, pero yo quise probar cómo quedaba con esa cara para afuera. De esa manera, el lado de la miga absorbería más dulce de leche y esa parte que no es tan seca le daría una cierta humedad.
Error, amigas, el lado brillante siempre hacia adentro porque de lo contrario el pionono se va rompiendo todo a lo largo a medida que lo vamos enrollando. Quedó exquisito a ver si me explico, pero ajado de pe a pa. No se sientan en la obligación de consolarme porque ¿cómo iba a saber que el orden de los factores altera el producto si no lo comprobaba en persona? Ya está: lo probé y no anduvo; pero tenía que experimentar.

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