¿Cuál es la
técnica universalmente conocida para volver a conciliar el sueño cuando uno se
desvela? Correcto: contar ovejitas.
De la misma
manera, también muchas personas ponen en práctica tomar un vaso de leche tibia,
rezar un Padre Nuestro o – en el peor de los casos – entrarle a las mágicas e
infalibles pastilocas. Éstas sí que no fallan a menos que el grado de locura
sea extremo.
Sin embargo,
Dolores encontró OTRA técnica. Dolores soy yo; por supuesto. La pibita se
despertó a medianoche y de la nada se puso a conjugar el verboide Ser en... ¡¡francés,
mi gente!! ¿Ustedes lo pueden comprender?
Sí, así de
patológico es mi estado mental. Les describo la escena: Dolores ABSOLUTAMENTE
dormida, se despierta de la nada misma y arranca “Je suis; tu est; il est; nous
sommes; vous êtes; ils sont”. ¿Y creen que hasta acá llegó su locura? Claro que
no. Porque la muy loquita se acordó de que la pronunciación de sommes (se
pronuncia som, parce que -mmes final
ne se prononce pas) y de sont (parce que -nt
final ne se prononce pas), y no sólo eso: sino que repitió el versito “ne se
prononce pas” que le repetían sus profesoras de franchute en el colegio.
Hoy le conté a
una amiga que habla muy bien francés y se reía de mis locuras. Ingenuamente me
comentó: “No sabía que hablabas francés”. La realidad es que estudié (por
utilizar una palabra, pero la realidad dista bastante de ello) desde 1993 a
1997, pero de ahí a hablar el idioma es otro cantar. Me gustaban las clases
pero eran esas horas en que veinticuatro delicuentes tiraban abajo el aula por
eso no daba intentar aprender un idioma como una ñoña. Claramente, no era mi
estilo. Pero eso sí: un centenar de años después de eso, me desvelo y qué mejor
que conjugar un verboidecito como para matar el rato.
¡Ay, Dios y la
virgen! Sé que soy inofensiva, pero ante la duda voy a evitar comentarle esto a
la psicoloca. Temo que me indique una camisa de fuerza y un viaje al loquerito
sin escalas. C’ est la vie!
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