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miércoles, 4 de abril de 2012

Muy buenas nuevas

¿Se acuerdan del colectivero nerviudo? Sí, ese que mencioné gentilmente y con una cuota extrema de represión en el post "Sr Colectivero, tóquese la nariz". Resulta ser que hoy lo volví a encontrar en el mismo bondi, en el mismo recorrido, por el mismo canal.
Hay buenas noticias, gente linda: el señor leyó mi post aparentemente y comenzó un tratamiento para controlar la ansiedad.
Sin embargo, no todo es color de rosa, no todo lo que brilla es oro. Claro que no. Todavía debe estar ajustando la dósis. Los que pasamos por estos avatares psiquiátricos sabemos que, al menos, los primeros diez días son de adaptación a la dósis. Y éste también es el caso de mi querido chófer público. Al principio veníamos bien, pero ya en la Av. del Libertador a la altura del Sheraton el tránsito se puso espeso y mi estimado arremetió con la bocinita y su característico "arribaaaa" sin piedad.
Démosle tiempo al señor y al resorvorio de ansiolíticos para que haga efecto y logre calmarse. Siga así, mi querido, que va bien; muy bien.

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