"Una imagen dice más que mil palabras". Hace poquito descubrí la fotografía como pasión. Acá una toma en el Tigre
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domingo, 16 de junio de 2013
domingo, 5 de mayo de 2013
50 años resumidos
Ya es casi un clásico - como Boca-River - que cada vez que algún integrante de mi familia estira la patita, sea yo quien le escriba una palabras de despedida. Será por mi facilidad para la escritura, será porque puedo leer y contener las lágrimas hasta el final, será porque nadie quiere llevar a adelante esa triste tarea.
Pero resulta que no solo para despedir personas vine a este mundo. También puedo honrar a una persona en vida. No sé si tanto por gusto propio como por imposición, pero de la buena. Ya entenderán a qué me refiero. Acá les dejo algo alegre para leer.
Pero resulta que no solo para despedir personas vine a este mundo. También puedo honrar a una persona en vida. No sé si tanto por gusto propio como por imposición, pero de la buena. Ya entenderán a qué me refiero. Acá les dejo algo alegre para leer.
Buenas noches a todos. Supongo que creerán que estoy acá para leer unas palabras en honor a mi tía. ¡Error! Estoy acá porque mi tía – muy en su estilo – me quemó la cabeza para que le escribiera y dedicara estas palabras. También fiel a su modo de ser, me indicó cómo tenía que empezar. Palabras más, palabras menos fueron: “mi tía es la mejor”. Y puede ser.
De ella admiro varias cosas: su vitalidad es una. La señora ¡no para! Ni con los dardos de Daktari lograríamos bajarle las revoluciones. Va y viene; hace y pone; lleva y saca. Todo ella, sin ayuda y en milésimas de segundos. Les aseguro que me esquilma las energías. Y si a eso le sumamos lo torpe que es, en realidad, va y viene; ROMPE; hace y pone; TIRA; trae y saca. Como cuando sacó de cuajo un surtidor de nafta. Sí,sí, como lo oyen: se llevó enganchado en el tanque del auto un surtidor…de paseo.
Pero también es muy dedicada y generosa con su familia y afectos. Por todos los medios, tratará de ayudarnos y hacernos sentir a gusto. Su mayor preocupación en esta vida reside en que comamos bien. Con Ale uno se siente que lo están engordando como a los pavos para Navidad. Si después de una buena comilona, por esas casualidades, te quedaste con hambre ella te prepara un pollito a la portuguesa, unas “milanesitas que tiene en el freezer” o te prepara un sandwichito de jamón y queso. Te pregunta 1000 veces si querés café, aunque ya le contestaste 998 veces que no y– es más – dos veces le gritaste a garganta pelada que ¡NO!: no querías ni café, ni gaseosa, ni pollo, ni milanesas, ni NADA. Y así también podemos concluir que es insistente.
Y son todas estas cualidades las que hacen de Ale una muy buena persona. Es lindo poder compartir con vos tu cumpleaños número 50, y decirte - porque quiero y no porque me quemes la cabeza para hacerlo – que sí: “sos la mejor”. Me siento privilegiada de tenerte como tía y ejemplo para que Valentina y Constanza, de acá a algunos años, sientan que también ellas tienen la mejor tía.
¡Que los cumplas muy feliz! Que seas muy feliz, hoy y siempre. Muchas gracias.
PD: Les adjunto el video en vivo y en directo
PD: Les adjunto el video en vivo y en directo
viernes, 18 de enero de 2013
Hasta pronto
Hace ya un tiempo comencé a escribir casi en secreto. De a poco, les fui contando a mis allegados más queridos y cercanos de la existencia de este blog.
Un tiempo antes, tuve que escribir lo que fuera lo más difícil de escribir. No fue un ensayo discursivo para una materia en inglés de la facultad; fueron las palabras de despedida para mi abuelo.
Hace un mes, me tocó despedir a Eduardo también con una carta. Eduardito, era el tío de mamá. Podríamos decir, mi tío abuelo. Sin embargo, él fue mucho más que eso en mi vida, en la de mi hermana y en la de mis primos. Fue difícil pero el cariño era tan grande que las palabras se escribieron solas. Me gusta pensar que acá, en este blog, van a ser inmortales como su presencia en mi vida. La comparto con quien quiera leerla:
Un tiempo antes, tuve que escribir lo que fuera lo más difícil de escribir. No fue un ensayo discursivo para una materia en inglés de la facultad; fueron las palabras de despedida para mi abuelo.
Hace un mes, me tocó despedir a Eduardo también con una carta. Eduardito, era el tío de mamá. Podríamos decir, mi tío abuelo. Sin embargo, él fue mucho más que eso en mi vida, en la de mi hermana y en la de mis primos. Fue difícil pero el cariño era tan grande que las palabras se escribieron solas. Me gusta pensar que acá, en este blog, van a ser inmortales como su presencia en mi vida. La comparto con quien quiera leerla:
Querido Eduardo:
Como
dice el dicho popular, “la familia no se elige; te toca en suerte”. Bueno, en
nuestro caso, nosotros nos elegimos: vos nos elegiste a mis primos y a mí como
nietos. Nosotros te elegimos como abuelo. Valentina te eligió como su bisabuelo.
Y con toda seguridad puedo afirmar que tuvimos un gran abuelo en vos.
Estoy
feliz de haberte tenido en mi vida por más de 32 años, por haber aprendido de
tu dulzura y tu bondad, por haber disfrutado de tu sonrisa y tu cariño. Por
todo eso y mucho más ¡gracias!
Podría
continuar largo y tendido, pero vos y yo sabemos que nos despedimos como
necesitábamos. Tus lágrimas y tu caricia en mi mano fueron pruebas certeras de
que todo lo que te dije te llegó al corazón, y eso me tranquiliza, y eso me
reconforta en medio de esta tristeza porque – en definitiva - te fuiste rodeado
de todo el amor de los que te adoramos.
Entonces
hoy elijo desearte un buen viaje. Acá nos quedan las sonrisas al recordarte con
“La boina de Eduardito”, con tus bolsas gigantes de Rocklets en Navidad, o con las
masitas secas para el té que nos llevabas los domingos en familia. Ahora andá
tranquilo pero quiero que sepas que ya nos volveremos a encontrar.
¡Descansá
en paz, Eduardito!
Te
quiero y un montón
Dolo
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